Por Antonio Miguel Ruiz Redondo
No sé si fue la primera vez que subí al Cerro Masatrigo con mi familia o la última que lo miré desde la orilla al atardecer, pero en algún momento entendí que hay paisajes que no se miran, se sienten. Que hay lugares que no solo nos rodean, sino que nos definen. Y en Esparragosa de Lares tenemos uno de esos. No exagero si digo que el Cerro Masatrigo es uno de los enclaves más singulares que he visto jamás. Hace ya algunos años fue reconocido como una de las maravillas naturales de Extremadura. A muchos nos pareció una obviedad. Pero sigue siendo un orgullo.
Aquel reconocimiento no fue un simple galardón turístico. Fue, y sigue siendo, una llamada a la responsabilidad. Porque una maravilla natural no se conserva sola. Se defiende con gestos pequeños, con decisiones conscientes, con amor por lo nuestro.
Lo cierto es que vivimos en un entorno privilegiado. La Siberia Extremeña, a la que orgullosamente pertenecemos, fue declarada Reserva de la Biosfera por la UNESCO. Y ahora se estudia ampliar esa declaración a nuevas zonas. No se trata de etiquetas. Se trata de proteger un modo de vida, un paisaje, una forma de entender el mundo. Y ese mundo, aunque a veces no lo valoremos lo suficiente, empieza aquí mismo, en nuestras dehesas, en nuestras aguas tranquilas, en nuestras aves que vuelan sin saber de fronteras.
Porque no hay que olvidar que todo este entorno forma parte también de una Zona de Especial Protección para las Aves (ZEPA). Eso quiere decir que compartimos territorio con especies valiosas y a veces vulnerables. Y que tenemos el deber —sí, el deber— de garantizar que sigan teniendo su hogar aquí. No somos sus dueños. Somos sus vecinos.
Lo pienso muchas veces cuando paseo por los caminos del embalse o cuando veo subir a alguien por la ladera del Masatrigo. Qué suerte tenemos. Pero también, cuánta responsabilidad. Basta con una bolsa de plástico al viento, una colilla donde no toca, una moto cruzando una zona sensible… para que lo que la naturaleza tardó siglos en regalarnos, lo echemos a perder en un instante.
A veces creemos que conservar significa renunciar. Pero en realidad, conservar es apostar por el futuro. Por un turismo sostenible, por una economía local que respete el entorno, por un disfrute que no deje huella. Y eso es perfectamente posible si lo hacemos bien, si lo hacemos juntos.
Así que no, no se trata solo del Masatrigo ni de un reconocimiento que ya forma parte de la historia. Se trata de mirar alrededor y darnos cuenta de lo que tenemos. Porque cuando uno ama de verdad su tierra, no espera a que venga nadie a ponerle medallas. Se arremanga y la cuida cada día, en silencio.
El pasado mes de julio, un incendio forestal calcinó cerca del 40% de la vegetación del Cerro Masatrigo, uno de los enclaves más emblemáticos de la Siberia extremeña. Esta secuencia de vídeo, grabada con dron, muestra el estado actual del entorno, donde la naturaleza empieza poco a poco a regenerarse tras el impacto del fuego.
A través de estas imágenes y de una narración reflexiva, queremos recordar la importancia de proteger lo que es de todos. Porque el paisaje no solo se contempla: se cuida, se respeta y se defiende. Que el Masatrigo vuelva a florecer depende también de nosotros.
Emblema de la comarca de La Siberia, ardió parcialmente. Aunque los daños no fueron totales, el impacto ecológico y emocional ha sido profundo. Este suceso, lamentablemente evitable, nos obliga a reflexionar seriamente sobre el papel de cada uno en la protección de nuestros espacios naturales.
El fuego, en la naturaleza, no es siempre un enemigo, pero cuando es provocado o mal gestionado por el ser humano, se convierte en una tragedia. A veces por negligencia, a veces por imprudencia, basta una colilla, una fogata mal apagada o una barbacoa fuera de lugar para desatar un desastre. El Cerro Masatrigo no ha sido una excepción.
Más allá de la pérdida de vegetación, el fuego afecta a la fauna, a los suelos, al aire… y a nuestra identidad como comunidad. Este cerro no solo es una montaña: es símbolo, es paisaje, es historia, es hogar de muchas especies y orgullo de un pueblo. Lo que se quema no se recupera fácilmente.
Por eso, más que nunca, necesitamos compromiso. Cuidar la naturaleza no es un gesto aislado, es una actitud diaria.
- No encender fuego bajo ninguna circunstancia.
- No dejar basura ni restos de comida.
- No salirse de los senderos marcados.
- No perturbar a la fauna ni arrancar flora.
- Y, sobre todo, no mirar hacia otro lado.
El respeto por el entorno empieza por la educación ambiental y se transmite con el ejemplo. Queremos que el Cerro Masatrigo siga siendo ese lugar mágico donde caminar, contemplar las estrellas o simplemente respirar aire puro. Pero para que eso sea posible, necesita protección activa, vigilancia ciudadana y concienciación colectiva.
Invitamos a todos los que aman este rincón único de la península a compartir esta reflexión, a implicarse y a recordar que, en cada gesto, podemos ser parte de la solución… o parte del problema.
Autor: Antonio Miguel Ruiz Redondo
El Cerro Masatrigo, un icónico Monumento Natural de Extremadura y postal de la Reserva de la Biosfera de la Siberia, muestra desde el espacio la cicatriz dejada por el incendio que lo afectó el pasado sábado 5 de julio. Las imágenes captadas por el programa europeo Copernicus revelan cómo aproximadamente el 39% de sus 64 hectáreas han quedado reducidas a cenizas, evidenciando el área oscurecida desde la órbita terrestre.
El fuego se inició cerca de la carretera en la ladera del cerro, en el término de Esparragosa de Lares, y rápidamente calcinó 25 hectáreas. Los medios del Plan Infoex actuaron durante toda la noche con un amplio despliegue de bomberos forestales, agentes del medio natural y técnicos para controlar la situación.
Un montaje fotográfico comparativo, utilizando tomas satelitales de Sentinel 2 (parte del programa Copernicus), ilustra dramáticamente el contraste entre el Cerro Masatrigo verde y exuberante de esta primavera y su aspecto ceniciento una semana después del incendio, el 11 de julio. El Cerro Masatrigo, con su singular forma de cono emergiendo del embalse del Zújar, es un punto de gran interés para rutas y amantes de la naturaleza.
El programa Copernicus, con 27 años de operación y siete satélites orbitando el planeta, desempeña un papel crucial en la vigilancia terrestre. Sus satélites, como Sentinel 2, toman unas 500 fotos diarias que ofrecen información vital para la prevención de desastres naturales y la intervención en catástrofes, además de registrar los cambios en la Tierra, como la recuperación de la vegetación o los efectos de incendios e inundaciones. La Comisión Europea coordina este programa, que cuenta con la colaboración de los Estados miembros de la UE.
Para leer el artículo completo, puedes acceder a él a través de este enlace: La cicatriz del fuego en el Cerro Masatrigo, visible desde el espacio
Un incendio forestal ha golpeado duramente el Cerro Masatrigo, un símbolo natural de Extremadura. Durante la madrugada del viernes, el fuego arrasó 25 hectáreas de este emblemático entorno en la zona de La Serena. Los pastos y el arbolado facilitaron la rápida propagación de las llamas, aunque el incendio ya se encuentra controlado.
Un amplio dispositivo de emergencia trabajó en el lugar para contener el fuego. Participaron efectivos de bomberos forestales de diversos puntos de Extremadura, técnicos del Plan INFOEX, agentes del Medio Natural, y agentes de Seguridad Ciudadana de la Guardia Civil.
El Cerro Masatrigo es una maravilla natural de forma cónica casi perfecta que emerge de las aguas del embalse de La Serena, y popularmente es conocido como "la montaña mágica" o la "gran rotonda" por la carretera que lo rodea.
Este monumento natural se localiza en una ZEPA (Zona de Especial Protección para las Aves), lo que significa que el incendio no solo ha provocado la pérdida de terreno, sino también graves daños a la biodiversidad de la zona al destruir gran parte del hábitat de numerosas especies. Este suceso reabre el debate sobre el mantenimiento del paraje, ya que el pasado verano la Junta de Extremadura había prometido obras en el lugar debido a su estado, calificado por muchos como lamentable.
Para leer el artículo completo, puedes acceder a él a través de este enlace: Fuego en el Cerro Masatrigo: 25 hectáreas calcinadas en el icono natural extremeño